viernes, 23 de octubre de 2009

ESE RECUERDO

Miro hacia atrás y recuerdo
haber escuchado ese sutil nombre,
ese ángel que se alejó de mí
y pidió que amara la eterna esencia
que dejó bien guardada en mi cerebro y en mi corazón.

La valentía del valiente ya no es tan lenta;
tenía razón, aprendí a amarla.
Pero eterno frenesí de pasiones,
tormento de placeres y quereres,
ya no pertenezco a aquí.

Giro 180º en la redoma del sitio aquel
donde se mantienen guardados mis miedos
y siento compasión por mí.

Busco mirando abajo
alguna cosa que no sé qué es;
y tal vez en un segundo perdido
encuentre la distancia en mi madurez.
Jé... eso maltrata mi pensamiento, lo sé.

Todavía debo decirla a la querida locura
que descubrí en el campo bajo mis pasos
relámpagos verdes de lagartos en el sendero,
que me detienen para interrogar todo aquel bullicio de alas
que están dentro de mí, si solamente la pienso.

Descubrir esa deliciosa gana que no sé qué es
y reconstruir mi ilusión partiendo de allí,
me hace fantasear tantas pequeñas historias
que después quizá se queden en mí,
como estremecimientos de lúcidas memorias.

¡¿Por qué?!

Es como volver a sentir
a lo largo de toda mi piel
las supernovas de las estrellas
y descubrir cómo el dolor sin entender
envuelve mi emoción, hasta que muero por mí.

Perdida dentro de la consciencia, ¿y qué?