viernes, 30 de abril de 2010

Apetito de Predilección.

La andadera de la mujer
está a la mitad del recorrido.

Miradla sintiéndose desviada
en sus días de paradisiaco camino.

Miradla mientras celebra viendo de cerca
los días que giran en trascendencia.

Anda débil ésta noche,
pero vendrá a su celebración, a su ritual.

Rozará sus frágiles pechos y expulsará por fin su anatema,
celebrará hasta no poder más.

Las gotas se escuchan caer en el techo de su morada,
surgen vagos momentos de inestabilidad.

Por su causa, por la agracia de ella
y alguien más.

Miradla en el único lugar donde ella quiere estar,
adonde todas las personas van a parar.

¿Todos los días adónde?

Con copa en la mano imaginando que pudiera ser ésta noche
la más perfecta composición de colores.

Las mejores sonatas abstractas y meditabundas
cuando la lira para ella empiece a sonar.

Es cuestión de tiempo.

De fue
rza y debilidad.

De besos.

De versos.

miércoles, 28 de abril de 2010

Incoherente Blogger.

No sé por qué en el Escritorio aparece una pestaña que se titula "Blogs importantes".

¿
Cuáles blogs?

¿
Qué se antepone al mío?

Para mí el mío sí que es importante,

¡Já!

¡Qué paradoja es Blogger!

Snif, snif.

ESO

Es infinito y eterno
rodea mi ser y cuerpo
con las ansias de algo más.

Canto colorido de encanto
sonata abrupta llega mi ser,
silencio mágico en mis oídos,
palabras abundantes pronunciadas.

Escalofrío divino
cadena de acero
y como cuchillo
un bisturí que traspasa la piel,
hasta llegar al dador de vida siempre agitado.

Y cuando está,
adorna de pasiones y de versos
mi más próxima y antigua desolación,
mientras me llena de besos tácitos por doquier.

Su sonrisa me cautiva,
su ser estático me llama
y siempre está ahí, mirándome,
aunque sus ojos no me puedan ver.

Las olas se estremecen
mientras río a carcajadas
y me lleno de alegría
al notar mi alma exacerbada.

Qué más da estar de pie o sentada
con mi alma,
junto con eso que sólo yo sé
en noviembre, febrero o diciembre,
fusionado con el simétrico-asimétrico
complemento.

Se me agotan los sentidos para razonar,
es verdad,
pero gano al mirar con el ojo de la verdad
de todo esto que ocurre a mi alrededor.

Soy tan libre en esos momentos
que siento que puedo querer
mi completo espacio de paradojas,
porque sucede que luego de tararear
me siento dentro de Omadawn.

Y celebro, porque soy de él.

Inconclusa Melodía.

Los decibelios distorsionados
revolucionan histéricos mi vista cuando leo
un día en el que la melodía perfecta está herida
y suena decadente en su majestuosidad.
Escucho el regreso del silencio quebrar el cristal
hasta apoderarse de mi vida, la de una cualquiera,
para dejarla inconclusa y a punto de fenecer.

Ayer escuché.

IX: DEL DECESO.


¿Dónde estás
cuando me siento al cuello?
Muy lejos de acá.

Te he pensado,
eres lo más importante.

Todos los días
recuerdo ese día,
muy cerca, muy cerca de mí
y de mis simples pasos,
¿detrás de ellos mientras hacen su función?

He estado pensando,
debería estar contigo
ahora, por el día.

Pero, ¿dónde estás?
Muy lejos,
lo suficiente es inmediato.

Esto no tiene sentido,
nada tiene sentido.

¿Dónde estás?
Me siento al cuello.

Muy lejos de acá.

jueves, 15 de abril de 2010

No sé.

Yo ya no sé qué pensar;
me metí algo entre la ceja y ceja
del corazón aplastado y atornillado
que tengo,
y ahora me confundo con/sin razón.

Vuelo y vengo y me regreso
cuidando lo mejor que tengo,
que si ganas, que si destino moledor,
¿qué sé yo?

Nunca sé nada, así mejor.

Se revientan mis pies
por caminar demasiado,
pero nunca encuentro nada,
mi destino es estar así,
de lejos contigo.

¿Pero qué te crees tú
para andar atormentado?
No te tomes las cosas a pecho,
yo soy yo, y he sido yo sin ti.

Estoy beoda justo ahora
Queriendo sonreír cada hora,
y eso hago,
inclusive cuando estoy sin ti.

Porque me trastornas la razón,
el cerebelo me estalla con o sin razón
y yo sin saber nunca nada,
insisto, así creo que va a ser mejor.

Pero igual, entre risa y risa,
entre el asombro de los dos,
el tiempo me hace trizas,
cada vez que me creo yo contigo.

Es una demencia de mundos
diferentes y paralelos,
de papitas saladas y cotufas de algodón.


Me da igual si te ríes,
me da igual si lloras,
el que yo te escriba
es algo que debes aceptar.

Anda con la vida
y sus sombras sin salidas,
Que yo me busco el destino ametrallador
de mis pasos solos, solos sin ti.

domingo, 11 de abril de 2010

Sueño.

Hoy vivo y muero de nuevo,
suena extraño,
pero es una gran verdad
que sobre todas las cosas,
días poco usuales defiendo.

Ayer estuve muerta,
fallecí súbitamente
mientras me dolía la sien,
colapsé y me enterré
en el hoyo de la desolación vagabunda
de mi compungido ser.

Hoy salgo a pasear por dentro de mí
y danzo en un único recuerdo,
ese que alguna vez tuve
y ahora no tengo... El sueño.

Ayer me dolía sentir,
porque de conducta, adicción y apego,
no supe cómo subsistir
en el espejo crudo y fiel
que con ganas mostró mi malogrado reflejo,
y de nuevo, fracasé.

Mañana no sé si podré,
pero aún así mantengo la dicha
siempre a la expectativa
de que la muerte me visita,
o de todo lo que pudiera suceder.

Todo cambia, muta, gira,
pero vuelvo a sentir que quiero fallecer,
que entrego mi vida a la muerte
y espero ansiosa el rudo momento,
en el que mi alma desafortunada
se entregue a él.

Para recibir el castigo divino
o poder desprender mi esencia del cuerpo,
y viajar por doquier.

Para refugiarme en Antares
y convertirme en sueño carmesí,
y jugar mientras duermo
a que por fin vivo,
de la verdad de lo que es verdad,
y dejo atrás las noches en vela
que tanto me hicieron decaer.

Porque cuando llega la noche me ensimismo
en mi más profunda alegría,
siento que vivo, y deliro,
pero cuando se hace de día
mi alma se torna turbia,
y yo quisiera expulsar la agonía
de mis ojos cansados, pero abiertos,
llorando la desdicha y melancolía.

Extraño mi sueño
y no sé cómo recuperarlo
y de nuevo tenerlo.

Mi alma se envenena,
surgen las grandes penas
cuando el cuerpo pide vida
cansado para regresar al fracaso.

Así me paso noche y día
extrañando la oscuridad de mi alma,
de mis ojos cerrados en vida.

Pero no puedo.
Y nadie entiende,
sólo yo comprendo por qué quiero
ese glorioso momento
de mi fallecimiento.

Me desespero esperando
los años que por mí no cuentan,
que mi motivo de vida haya pasado
ya ese reloj de arena,
cruzando la gran barrera.

Paradoja que justo ahora
cuando tan dolida, agotada,
decaída y destrozada me encuentro,
para mi infortunio, no pueda hacerlo.

Aunque el tiempo cesará
y yo podré volver a mi estado natural
(seguro que me refugian en el tercer inferno),
pero me da realmente igual,
al fin podré descansar.

Así sea en la gracia o desgracia
de mi destino mal encaminado
desde que aquí he venido,
pero morir para descansar,
es lo único que deseo.

viernes, 9 de abril de 2010

Empatía.

¿Por qué te torturas de esa manera?
No, perdón, me torturas, sí,
queriendo decirte suficientes cosas
como que si..., ¿sabes?
Yo no he pensando olvidar.

¡Ah, tus palabras!
Esa emoción,
cómo me duele,
me hiere con la misma intensidad.

Te quedaste perplejo.

Yo no hablo de emociones normales,
lo mío va más allá
de la gloria infinita por poseerte,
de la errática escena de que convivir, es amar.

Tu dolor,
ah, cómo me hiere,
yo no lo busqué,
sólo fue una crítica
a la transgresión humana natural,
porque desgraciadamente soy paranoica,
pero no fue nada más.

¿Qué decir ahora?
¿Cómo soluciono el ya fue?
Si quiero todavía sentir el placer
de lo justo, de lo bueno,
de lo que nos merecemos;
ya ves.

Porque sé que estás dolido
y me duele tu camino escogido,
por ti, porque te trastornas,
lo confundes y quedas jodido.

Nada es falso
pero tampoco cierto,
sólo fue otro momento lúcido
que lamento.

Pero no fue directo,
al menos eso es lo que pienso, siento.

Qué triste es la agonía que entra
a sobar, cebar y atormentar
el corazón del hombre
que equivocado, la muerte desea.

Inocentes como los extraños
que pisan tierras nuevas
andando descalzos,
por desconocer reglas internas.

Lo mío es un carrete diferente,
es algo invisible,
pero más real de lo que pudiera ser
cualquier relación habitual.

Yo sé que no te tengo junto a mí,
yo sé que no me puedo arriesgar,
que sería absurdo cualquier intento visual,
de lo que no es y de lo que quizás nunca será.

Y aunque es violento, hermoso,
amarte así de lejos,
pero más cerca de cualesquiera otra verdad,
yo sé que te tengo.

Y eso me basta por los momentos.
Y por hoy ya no más.

miércoles, 7 de abril de 2010

Adagio Divinorum.

Menosprecio la amargura que sola cae a borbotones
en la noche de mis pasos,
cuando de paso en viento y vela cae
y limita mis sentidos intrínsecos
a la parsimonia de mi cordura.
Porque cuando tiembla el suelo suspiro
engalanando la confusión oscura
y resentida llena de dulzura,
quemo fragmentos ignominiosos
llenos de sentimientos vistosos,
enloquecidos por las páginas que quedaron rotas
cada vez que caí siendo anatema sinuosa.

Pero cuando en mis pasos malcriados me observo
y contengo el adagio divino y efímero de mi vida
(siempre disfrazado de alegría),
nunca nadie podrá quitarme esa sutil melodía;
aunque vuelvan los irresolutos momentos distantes
que solos se encaminan en el vestigio desafortunado
de mi ínfima diatriba,
la que siempre he llevado en el pecho
pendiente de mis más oscuras pesadillas sibilinas,
que vuelve a hacerme daño, pero felizmente quedo herida.

Cóncavos momentos que quedarán a posteriori,
mis manos ya marchitas el tiempo las hará trizas
y aunque mi cuerpo esté siempre pestilente por el engaño
y el tiempo sea perpetuo, sereno, cuando siento que no puedo,
'atavio misterioso', no sé hasta qué punto lo lamento.

Quizás algún día vea los campos florecidos
y pasee con la brisa del amanecer,
acaso podré esconderme en la más oscura sombra
cuando el sol me quiera hacer caer,
o llamaré a Hera, sabia y fiel compañera
del Olimpo acreedor de penas,
para que me obsequie la más hermosa fécula sin esmena.
Pero el tiempo no me deja
cuando se agrieta la tierra,
y a todo esto,
no pienso que la bondad engendre musas,
serafines y sabias orquestas.

¡No!

Comienza el ciclo de la más infortunada pieza,
cuando observo la verdad
fundamentada en las infalibles reacciones sociales
erradas y consternadas,
que aprecian la mística divina con la figura de la guerra;
acaba todo mal en los días disfrazados de centinelas,
y aunque sea irrefutable el escenario
yo seguiré buscando mi futuro, incierto hecho,
manifestado en la pobreza de mis pesados versos.