Es infinito y eterno
rodea mi ser y cuerpo
con las ansias de algo más.
Canto colorido de encanto
sonata abrupta llega mi ser,
silencio mágico en mis oídos,
palabras abundantes pronunciadas.
Escalofrío divino
cadena de acero
y como cuchillo
un bisturí que traspasa la piel,
hasta llegar al dador de vida siempre agitado.
Y cuando está,
adorna de pasiones y de versos
mi más próxima y antigua desolación,
mientras me llena de besos tácitos por doquier.
Su sonrisa me cautiva,
su ser estático me llama
y siempre está ahí, mirándome,
aunque sus ojos no me puedan ver.
Las olas se estremecen
mientras río a carcajadas
y me lleno de alegría
al notar mi alma exacerbada.
Qué más da estar de pie o sentada
con mi alma,
junto con eso que sólo yo sé
en noviembre, febrero o diciembre,
fusionado con el simétrico-asimétrico
complemento.
Se me agotan los sentidos para razonar,
es verdad,
pero gano al mirar con el ojo de la verdad
de todo esto que ocurre a mi alrededor.
Soy tan libre en esos momentos
que siento que puedo querer
mi completo espacio de paradojas,
porque sucede que luego de tararear
me siento dentro de Omadawn.
Y celebro, porque soy de él.
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