jueves, 31 de diciembre de 2009

LA ESTELA

Era una vez en la hacienda de los recuerdos, donde estaba situada la chica amarga. Era una tierra benevolente, llena de flores, de risas y de vidas paralelas. Se sentó en un sitio lejano, bajo un inmenso roble, y contempló la belleza perdida en los sitios lejanos, para ella. Y miró hacía el sur... y comprendió su verdad. Y quiso correr tras ella... pero su verdad no la motivó. Y supo que en su vida había una estela repentina que se asomaba por la ventana, y que la pedía a gritos corriera con ella, en mundos conocidos y desconocidos, lejos de su sombría soledad.

Y ella corrió tras su estela, hasta que se tropezó con los pedruscos de la vergüenza; y su estela la sentenció. En silencio, dentro de su corazón, ella, la chica... partió hacia un nuevo destino, y eternamente lo lamentó. Pidió un grito de esperanza, y nadie la escuchó. Y decidió vagar... Hacia tierras norteñas y despiadadas, extrañando a su estela frívola y apenada; que también andaba inundada desolación. Y que tanto temor la tenía, cuando la habló.


Quise encarar a la culpa, pero es mi destino seguir.
Siniestra Nostram.

No hay comentarios:

Publicar un comentario