jueves, 26 de agosto de 2010

RÉQUIEM

Llegará la hora en que suenen las campanas y trompetas,
en que se toque el réquiem de la insalubridad que atraviesa mi alma
evaporando cada uno de mis tejidos, hasta que me duela en la célula.

Tocarán los acordes y acaso recitarán algunos epitafios sobre mi tumba,
arrugados y manchados por la sangre que calienta mi copa,
por el viento maldito que condena mis románticos pasos.

Me alegraré por desaparecer.

Y una y otra vez, cada ciclo de mi souvenir quedará aplastado
hasta que se regenere a solas de su tragedia griega,
y ya mi alma habrá estado limpia de todo pecado.

El vómito resplandecerá tanto como aquél ocaso morado
que asiste mis tardes de verano, para hacerme florecer
junto a las víboras que andan serpenteando dentro de mi piel.

Y allí, en silencio, el vestigio de la colmena de abejas
junto a su sabia reina, andará apresurado en su sitio -a mi lado-,
rigiendo su ejército de divina miel generándome belleza.

Y renaceré, para tu agracia o desgracia... Renaceré.

2 comentarios:

  1. La dueña de este escondrijo
    puede ser bruja o ser hada;
    pero desde luego amada
    por la musas, es de fijo.

    Yo volveré a este lugar;
    su mal llamado escondrijo...
    Pues quiero saborear
    lo mucho que aquí ella dijo.

    ResponderEliminar
  2. Que sea Cloto o Láquesis las que decidan mi destino, pues de bruja a hada hay estrecho divino. Pero que Nix sea mi Julieta circundante ya que mi inspiración poética sin ella no la imagino.
    Que tus ojos sean benditos, Anónimo amigo mío, y te aislen de las tragedias mundanas de este inmundo laberinto, porque para ti sólo quiero algo bonito, nunca letras de chica pueril y aberrada en su recinto.

    Gracias por tu lectura y presencia.

    ResponderEliminar