Anoche soñé con tus besos,
rubor de mi sol.
Fue un lindo sueño porque me abría a ti
como un naranjo en su punto de flor.
Y entretanto poseías mi cuerpo
con suma delicadeza y mesura,
mi cuerpo abierto y expuesto
te regalaba sus olas, su espuma.
Anoche soñé que de verdad podía,
que sí podía cortar las cuerdas de la cítara
sin remordimiento ni apremio;
y que tú me regalabas tus hermosas sonrisas,
y yo, me complementaba contigo en un profundo cielo.
Te soñé ebrio por mis besos,
intranquilo por mis tormentos,
necio por no saber de mí
más que las palabras que recitaba mi cuerpo.
Y sé, era el temor, era el amor
lo que invadía nuestros fueros.
Era el abismo
merodeando la trémula voz de un 'te quiero'.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
hermoso.
ResponderEliminarcon gusto a mar.
Era el abismo
ResponderEliminarmerodeando la trémula voz de un 'te quiero'.
¡Precioso remate para un precioso poema!
Eres única, Sini.
¡Única, dices, Anónimo!... A veces me gustaría metamorfosearme y ser otra yo, pero es lo que hay.
ResponderEliminarGracias por estar presente en este escondrijo.