miércoles, 15 de junio de 2011

A LA MUSA DE MI VIDA

Antes de marcharte adonde estás
me pediste que siguiera el curso,
que continuara con la vida
así fuera a la deriva;
hoy lo hago con un pie adelante,
pero el otro se me hunde en pesadillas.

Me enseñaste a cantar a solas,
a fijar axiomas en mi memoria
que no me permitieran ser cobarde
ante nada, que me dejaran avanzar
en la soledad a la que me aferraste
para no sufrir gota a gota la deshonra.

Lo supe hacer, fui digna,
lo hice y fue.

Pero me cuesta ésta vida
cuando me puede la agonía,
cuando soporto la infelicidad
que se anida en los anales de mi día a día,
y cuando intento persuadirme a solas
de que verdaderamente te tenías que marchar.

Hoy es otro día en los que me siento perdida,
musa de mi vida.

Me hace falta la inocencia que tenías,
y no hago más que rememorar tu nombre
en mis adentros,
y recordar aquellos tiempos
en los que por cualquier cosa sonreías.

Te extraño infinitamente
y no me importa exhibir las lágrimas
que sufro contenida,
no me importa gritar hasta el fin de mis días
que tú eres lo único que me mantiene con vida.

Y te busco, más por mi estupidez no te encuentro, 
y mi juego deviene en malas jugadas,
tan antípodas de la calma y livianidad
del agua de manantial.

Ahora queda el rol de seguir el camino,
de cumplir a voluntad,
y saber habitar con alegría dentro del torbellino
para hacerme fuerte y no decaer más.

No es fácil vivir la decadencia de mi souvenir,
acaso signifique eso sobrevivir
de la única manera en que bien sé hacerlo
todos los días.

Entonces el ritmo se hace fuerte,
es diferente a mí y siento que me puede,
y me cuesta salir del vórtice del mal
en el que me sumerjo traviesa;
no sé cómo desistir del hedonismo de mis copas,
de todos mis vicios, y de mi carencia de voluntad.

Sufro y gozo callada en mi guarida
sintiéndome extraña y excluida de ti,
de mí, de todo, musa de mi vida,
y me reclama el dolor cuando no puedo
y me veo cada vez más hundida.

Pero una cosa sí está clara: Sigo viva por ti.

4 comentarios:

  1. Sí, veo que sigues viva,
    Sirena de mis mares;
    pues tu canto resuena en mis oídos
    y con él el dolor de tus pesares.
    Pero tú sigue viva, amiga mía,
    que no te arrastren los recios vendavales.
    Abrazos, Sini.

    ResponderEliminar
  2. Te conocí fugaz, como un suspiro.
    Te percibí compleja, arcana, inexplorable.
    Te rebusqué después para entenderte,
    y me sentí tan superado luego,
    que al cabo, decidí que fuiste un sueño.
    Ni mi fuego podrá nunca prenderte,
    ni mi palabra habrá de sorprenderte.

    ResponderEliminar
  3. "Sí, veo que sigues viva,
    Sirena de mis mares;
    pues tu canto resuena en mis oídos
    y con él el dolor de tus pesares.
    Pero tú sigue viva, amiga mía,
    que no te arrastren los recios vendavales."

    Ay, ay, ay... Estas letras me trasladan al mar... A esas olas infinitas a las que pertenezco, o en las que alguna vez decidí nadar gracias a la protección de mi Nereo... Estaré alucinando quizás, no obstante es el precio que he de pagar por saberme la sirena de sus mares.

    Aquí me ves, tratando de seguir, a ver si pillo algún rayito de sol que irradie las penumbras que a veces me pueden. Gracias por no olvidarme.

    ResponderEliminar
  4. "Te conocí fugaz, como un suspiro.
    Te percibí compleja, arcana, inexplorable.
    Te rebusqué después para entenderte,
    y me sentí tan superado luego,
    que al cabo, decidí que fuiste un sueño.
    Ni mi fuego podrá nunca prenderte,
    ni mi palabra habrá de sorprenderte."

    So pena de ti, de mí, Anónimo, porque la esperanza haya quedado en el rincón de lo frustrado. Acaso la culpa la tiene 'este mundo' por ser tan perro. No obstante, y con tu permiso, quisiera otorgarme el beneficio de la duda y pensar que sí, que algo puede llegar a sorprenderme y hacerme recobrar la sonrisa.
    Por eso trato de refugiarme en una flor, una estrella, una nube en el cielo.
    Gracias por tu comentario.

    ResponderEliminar