jueves, 11 de marzo de 2010

EN MIS DÍAS

Río de alegría, de dolor, me exacerbo,
gano arrugas mientras no duermo.
Algunos se preguntarán
a qué se debe mi conducta asocial,
imagino que sabrán
que mientras no duermo... vivo,
y mientras vivo... enloquezco.

Observo los movimientos
cotidianos de ciudad
mientras que me asiento
en la más sombría soledad,
no sólo de mi ser,
sino de mis aposentos.

Y ahí es cuando me detengo,
y no sé por qué,
pero extrañamente te pienso.

Y vuelvo a imaginar,
mi vida en la tierra,
mi tortura en el corazón,
no lo niego, no, no,
las ganas de correr inundan mi ser
hundidas en la más cruda interrogación,
porque no estás en mis pasos,
Porque sinuoso te vas
y lejos de mí, te acercas a mí,
me encadenas a ti,
y surge el mortal elixir del revitalizar
cada una de esas líneas muertas
o vivas, quizás,
que cada día me trastornan,
me alegran el día, me apresan,
y,
me hacen delirar, de verdad.

Vuelvo a caer en el laberinto sin salida
ese en el que siempre te andas
haciendo las cosas bien
y a veces mal,
para reír o fracasar.

Sabes esconder la luna
y la sabes regalar.
Pero cuando te pienso
Ansío nunca sentir miedo,
este nerviosismo congénito
que se me genera cuando me hablas.

Lo sé, es curioso, es hermoso, hermoso;
no es nada malo, es habitual
en entes como yo, quizás,
pero siento que deliro, no,
alucino, leyendo, sí,
tu vida, la mía.
Qué más da?
No te debe doler la cabeza,
normal, normal.

-Alucinación o alucinación?
-Alucinación.
-Sí, lo sabía.

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