Vendrán tiempos de sobra
y de zozobra a mi vida.
No sé cómo escapar
de los lomos de arena
que caen junto al tiempo
avasallando mi estólida realidad.
Caminos perdidos y violentos
eran a los que me aferraba atrás,
recién atrás.
Jé, faldas negras ametralladoras
sí, de mi sustantividad.
Cómo querer regañar al universo
por permitirle el don del encadenamiento
a mis continuos pasos vagabundos,
trashumantes, sí y sí,
dentro de mi espacio rosa de felicidad.
¿Para qué querer florecer?
Sé lo que sucederá
porque siempre, en pocas o muchas veces,
ha sobrevenido lo mismo:
La rosa expulsa su belleza
y comienza a marchitarse
en su reino perdido de grandeza
exhalando su miseria
y de nuevo,
por sí misma es tirada
al foso del abandono existencial.
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