lunes, 12 de julio de 2010

Deseo de enredaderas.-

Siento una mordaza en mi boca
cada vez que te pienso, nené.
Surgen grandes inventos, tormentos,
la vida revive... Las olas me corroen.

Anhelo un trémulo beso
de tus labios gastados, usados...
Cada día de mis horas límpidas,
cuando me siento cerca o lejos de tus brazos.

Ando ahogada en un mar sin fondo
derritiendo mi piel mojada,
rindiendo cada lunar a tu morada,
deseándote en mis tímidas almohadas.

Necesito un suspiro, un nuevo capricho,
pues las horas lejos de ti, nené...
Me hacen la vida añicos, me envenenan
el turbio vaso en el que juego con mi lengua.

Perturbados mis sentidos exhalados
fúnebre noche la que me concierne
ajena a ti, no obstante es demasiado;
bien sabes que soy de ti.

Siniestra Nostram.

No hay comentarios:

Publicar un comentario