lunes, 12 de julio de 2010

Lunar Impericia.

Dónde estás que no vienes?
Que me hundo en el desespero,
aterrada por el amor, de dos.
¿Dónde estás, pedazo de inmunda,
cuando me ahogo en el cinismo
y sufre ira el mórbido corazón?
¿Dónde estás cuando extraño tu voz?
Deja el resentimiento conmigo y la vida,
aléjate de Neptuno y de Plutón;
vuelve a mí, cruel amante mía...
Necesito tus besos, tus claros,
y palmadita en la espalda
a modo repetición.
¿Dónde estás, puta traicionera?
Te largaste con otros, con cualquiera.
Ya te he dicho que eres mía,
y eso a nadie le causa preocupación.
Necesito el efluvio de tus besos, tus abrazos;
claudicar mi sentencia, revivir nuestro amor
hecho mil pedazos, tanto como esa perla
que se esparció por el mundo entero,
para generarnos abstraccionismo y confusión.
Te extraño, mi bella gema. Regresa, por favor;
recuperemos nuestro Sirius y nuestro Shikón.

Siniestra Nostram.

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